Tus demonios junto a los míos danzando en un vals interminable
Entre los rayos de luz como dos pequeñas motas de polvo
nuestras almas sincronizadas al son del violinista maldito
Interrumpidas por el gorrión y su presagio del amanecer detestable
Se desangra la noche hasta llegar al suicidio puntual del albor
Los primeras chispas del sol se cuelan entre el cielo y mi ventana
El fuerte tic tac del viejo reloj anuncia tu inevitable partida
Contemplo el claroscuro desde mi cama con nuestros cuerpos trenzados entre sabanas y suspiros
Soy culpable de encontrar la paz en sus caderas en esta guerra de amores sin sentido
Y fecundar sueños en su vientre marchito.