Cigarrillos encendidos, botellas sin terminar;
Colores difusos y luces distantes en el cielo.
Entre caladas observo zombies pasar,
Y escucho tu nombre como susurro del viento.
Mi trago sabe ron enmarañado con melancolía;
La melancolía de recuerdos de veranos junto a ti.
Brindo a tu salud y sonrío por simple cortesía.
Fumo un cigarrillo tras otro y a cada uno le cuento que espero tu regreso y que te quiero,
probablemente muera de cáncer de tanto fumar mientras te espero.
Aún así comparto cama con caricias que no son las tuyas y que me saben asquerosa ausencia.
Ya sabes que yo no tropiezo con las piedras me estrello contra ellas.
Lo jodido de buscarte en otras es que nunca te encuentro, aunque debes saber que me esmero.
Pero simplemente no hay nadie como tu capaz de convertirme en ruinas y con besos y caricias construirme desde cero.