Era el sueño guajiro de todo proletario.
Capaz de ponerle un alto a cualquier corazón anarco.
Llevaba la libertad en el vaivén de sus caderas.
Lo más cerca que estaba de practicar socialismo
era cuando le repartía el amor entre sus piernas al prójimo.
Y pagar por su compañía era lo más cercano
a ser burgués para mi
La revolución que hacíamos en aquella vieja cama
era lo más parecido a una verdadera unión socialista utópica
con la que Marx soñaba.
Y en estos tiempos del amo capitalista, el único socialismo
que quiero practicar es la unión de tus caderas y las mías
Ven que te hago gritar «¡Hasta la poesía siempre!»