Eran sus lindos ojos negros y la forma en como clavaba su vista en mi. Era como si podía ver hasta mi alma.
Era su sonrisa y esas pequeñas arrugas que había olvidado que se formaban cuando la veía reír, eran sus suaves y delicados labios con ese tono rosado que me invitaban a robarle un beso.
Era la forma en que su boca pronunciaba mi nombre y derretía esa gran capa de hielo alrededor de mi corazón que ella misma creo una vez.
Fue su calidez, la forma del abrazarme diciéndome tanto con algo tan simple y al mismo tiempo haciendome abrazarla hasta con mi alma.
Es claro que hay momentos que no hay necesidad de palabras para decirle algo a alguien y está era una de ellas.
Ahí estaba yo, me sentí tan insignificante y tan indefenso ante ella. El tiempo no importaba, todo alrededor parecía haber desaparecido. Solo estábamos los 2 nadie más tenía relevancia solo quería ver tu sonrisa el tiempo suficiente y ser feliz.
Tantas cosas que decirnos y al final nadie dijo palabra alguna pero aún así nos dijimos tanto con nuestras miradas y la calidez de nuestros abrazos.
En ese momento supe que la razón por la que a veces no siento nada es por ella tiene mi corazón. Yo en realidad aun la amo.