Nos conocimos por casualidad en el día menos esperado. tú eras tan distinta a mi y quien podía imaginar que aún así terminarías a mi lado.
Durante mucho tiempo caminamos de la mano. Reímos, peleamos, lloramos e incluso nos perdonamos.
Después de tanto tiempo juntos todo acabo. Como acaba la luz del sol al llegar la noche, como acaba el verano al sentir las primeras lluvias mojar la tierra.
Nos convertimos en extraños, en la débil sombra de lo que una vez fuimos. En dos personas que alguna vez creyeron conocerse.
Y durante mucho tiempo te ame, te ame o al menos eso creí. Solía pensar que si te encontraba o te veía mi corazón se a aceleraria y correria hacia ti inmediatamente.
Pase tanto tiempo imaginado como seria ese momento, lo que debería decir o como debería actuar ante aquella situación. Prepare tantos diálogos y escenarios, que incluso me gustaba pensar que en ese momento sonaría la perfecta canción.
Y nuevamente el mundo conspiró y te vi, pero esta vez no había canción perfecta, ni un diálogo de película cursi. Esta vez trate de buscar lo que se supone que amaba en ti.
Ante mi se encontraba una perfecta desconocida, una imagen residual de la idea que yo amaba, Entonces lo comprendí de inmediato. Era simplemente un tonto aferrado a un recuerdo o quizás a tu retrato.